La situación inesperada nos lleva a planificar estos esquemas para que las áreas -con el apoyo de nuestro sector de Recursos Humanos- podamos afrontar cada etapa de una manera ordenada y que no dejemos de lado la calidad de nuestro trabajo y la salud de los colaboradores.
En principio hacer “trabajo desde casa” (Home Office como se conoce usualmente), es algo que muchas personas hacen usualmente (algunas hasta diariamente). En nuestro caso, solo algunos pocos colaboradores trabajan en esta modalidad (contados con los dedos de la mano). Hacer Home Office no es estar de vacaciones ni en casa rodeado de la familia en una licencia. Es “trabajar” en un entorno adecuado.
Aquí comparto algunos consejos (generales) para lograrlo, especialmente para aquellos que no lo hacían como rutina diaria hasta hace unas semanas y cambiaron su situación dado el contexto excepcional:
Algo que hasta unas semanas pasaba cara a cara, ahora vamos a tener que contárnoslo remoto. Usando las herramientas adecuadas. Algunas tareas van a ser más fácil de organizar que otras, cada equipo conoce mejor que nadie su sinergia. Consultar con el equipo cuál va a ser la herramienta que van a usar para estar al contacto. El que definan, si todos usan el mismo, está genial. Así también pueden interactuar entre áreas.
No tiene que ser un escritorio, pero si un lugar que no sea de uso familiar (sabemos que no estamos solos en este aislamiento obligado, están los chicos, hay que mantener la privacidad). Es ideal una habitación donde cerrar la puerta, pero con identificar con toda la familia que “este es mi lugar donde voy a trabajar” alcanza.
(No andar moviéndonos ni “levantando” nuestros elementos constantemente para movernos). Incluir allí unos auriculares (esto NO puede faltarte)
El auricular puesto en ambos oídos, indica que la persona no puede ser molestada, en uno solo o en ninguno indica que, aunque seguro está escuchando algo, podemos interrumpirla. Indicarle a nuestro entorno este “código” hará que no piensen que estamos escuchando música y nos interrumpan en un llamado (¡esto es bueno en la oficina también eh!!).
Cumplir el horario, darse una ducha, desayunar, utilizar la misma vestimenta que usarías para ir al trabajo. Esto hace que nuestro cerebro identifique que no hay un cambio, que “vamos a ponernos a trabajar” (¡nunca trabajes en pijama!)
El gran desafío de este aislamiento es para aquellos que están en casa compartiendo espacios reducidos con más personas, inclusive niños que demandan atención. En ese contexto, y para cuidar también la ansiedad que todo el proceso genera, es recomendado marcar los límites (físicos) de nuestro lugar de trabajo, así como horarios y modalidades.